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Por qué es una buena idea que J. J. Abrams dirija 'Star Wars IX'

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Por qué es una buena idea que J. J. Abrams dirija ‘Star Wars IX’

Aquí tenéis las razones por las que consideramos que la decisión de LucasFilm de escoger a Abrams para dirigir el Episodio IX de Star Wars es acertada.

Cuando estamos aguardando con avidez a que llegue diciembre para el estreno del Episodio VIII, dirigido por el competente Rian Johnson (Brick, Looper) y titulado Los últimos Jedi, de la más famosa y querida saga de aventuras espaciales —con permiso de Star Trek—, nos golpea la noticia de que el correcto Colin Trevorrow (Jurassic World) ya no va a ocuparse de realizar el Episodio IX porque “su visión para el proyecto” difiere de la de LucasFilm. Lo cual tampoco resulta extraño pues, hace cosa de un mes, se contrató al guionista Jack Thorne (This Is England) para que reescribiese el libreto de Trevorrow. Y ahora nos cuentan que el habilidoso J. J. Abrams será quien le sustituya en la silla del director, un acuerdo nada desdeñable a todas luces.

Y, para defender esta idea, podemos comenzar por lo más obvio: el hecho de que ya se encargó de llevar a cabo la esperadísima El despertar de la Fuerza en 2015, por lo que los productores, el habitual equipo técnico y el reparto de lo que será esta última trilogía de Star Wars conocen su manera de desenvolverse tras las cámaras y todo lo que puede conseguir; y sabiendo muy bien de la escasa afición al riesgo artístico de los que financian las superproducciones en Hollywood, una garantía como Abrams era una opción de lo más lógica. Ya lo ha comentado la respetada Kathleen Kennedy, presidenta de LucasFilm: “Con El despertar de la Fuerza, J. J. nos dio todo lo que se podía esperar”, ha señalado, “y estoy muy emocionada de poder verlo terminar esta trilogía”.

Tal vez alguien podría preguntarnos en este punto y con todo el derecho qué tiene de defendible que se haya escogido la mayor comodidad para la solución del entuerto que suponía la marcha de Trevorrow, muy en especial cuando Abrams se acercó tantísimo a lo que fue saga primigenia en el Episodio VII que se repiten los ingredientes básicos de las tramas principales con pocas variaciones; y si no habría sido preferible dar otra oportunidad a Johnson, un cineasta menos complaciente y más cercano a una autoría particular que Abrams, incluso sin haber visto Los últimos Jedi. Pero también hay que ser consciente de que el director designado no se limitó a reproducir los esquemas previos de Star Wars, sino que nos hizo contemplarlos con un nuevo brillo rozagante y disfrutar de ellos con una fresca intensidad.

star wars: episodio ix
George Lucas y J. J. Abrams -
KnowYourMeme.com

En el Episodio VII, el segundo con más recaudación después de Una nueva esperanza (1977), se aprecia un buen equilibrio entre el pasado reconocible de la saga y una conquista tan difícil como su renacimiento dramático en otra época del cine, que es exactamente lo que el bueno de Abrams nos propuso con su primera película de Star Trek en 2009, logrando así para ambas producciones la revigorización de sus respectivas historias, lo que incluso quizá da pie a la herejía desvergonzada de distinguirlas como sus mejores entregas hasta el momento por parte de algunos de nosotros. Y nada diferente a esta tonificación es lo que había alcanzado a su vez con Misión imposible 3 en 2006, o a este rejuvenecimiento luego con la ochentera Super 8 en 2011, a partir de materiales anteriores y en más de un sentido ajenos.

Porque de Abrams no se puede poner en duda la energía audiovisual de su planificación y puesta en escena ni la solidez de las emociones que nos provocan sus filmes más destacados, sin omitir la excelencia tan finalmente incomprendida de Perdidos, la serie inenarrable que creó junto con Jeffrey Lieber, Damon Lindelof y Carlton Cuse y que nos estuvo maravillando entre 2004 y 2010 sin tregua alguna. Además, Johnson ya había dicho lo que sigue: “Nunca ha estado en mis planes realizar el Episodio IX (…). Sea quien sea la persona que lo haga, me sentiré muy emocionado al ser parte de la audiencia y sentarme a ver lo que el próximo director tendrá que mostrarnos”.

Esas han sido las razonables declaraciones de su compañero de franquicia fílmica, y pese a que Abrams sea un muy digno sucesor de Trevorrow por todo lo mencionado, deberá variar el enfoque en el guion del Episodio IX, correescrito con Thorne, en relación al séptimo para no decepcionar a los seguidores de siempre, los veteranos, ni a los de nuevo cuño, alejándose un poco en esta ocasión de los tradicionales componentes y mecanismos narrativos en las peripecias de Star Wars —no más Estrellas de la Muerte, por favor, que ya hemos tenido bastante de ellas; es hora de evolucionar—, convirtiéndose de esta forma en el segundo director con mayor responsabilidad en la saga tras George Lucas y encaminándonos así a un apoteósico final para la nueva trilogía.


El dentista de Arkansas que ha sustituido a Luke Skywalker en 'Star Wars'

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El dentista de Arkansas que ha sustituido a Luke Skywalker en ‘Star Wars’

"Los láseres ya no son sólo para los X-Wings".

Que una película llegara a ser un auténtico referente cultural no se comprueba sólo en el hecho de que la amen millones de cinéfilos de todo el mundo o en su influencia en el devenir cinematográfico, como ocurre con Star Wars IV: Una nueva esperanza (George Lucas, 1977), sino también por la cantidad de alusiones a la misma en otras obras de arte y en cualquier producto del entorno de la comunicación. El último ejemplo que nos ha asaltado es un inconcebible anuncio del polifacético odontólogo John Steven Abernathy para las televisiones locales de Arkansas, donde ejerce su profesión, y en el que promociona un nuevo tratamiento láser que él mismo efectúa para endodoncias mínimamente invasivas.

Este buen hombre se coloca en el lugar del Luke Skywalker de Mark Hamill durante la reunión anterior al ataque a la Estrella de la Muerte, en la lucha de las trincheras de la misma y en las posteriores solemnidades para festejar la victoria, y allí, ni corto ni perezoso, declara lo que sigue: “Tal vez todos vosotros tengáis la Fuerza, pero yo tengo PIPS”, que es como se llama el sistema láser que usa. A la vista de todo esto, que ha debido de dejar turulatos a los habitantes de Arkansas, no es de extrañar que en el programa de Jimmy Kimmel se hayan hecho eco de su hazaña publicitaria. “Creo que hay muchas probabilidades de que este consultorio odontológico reciba pronto noticias de la oficina de un abogado”, bromeaba Kimmel ayer tras emitir parte de lo que vais a ver a continuación.

El personaje con el que Leonardo DiCaprio volverá a una película de Martin Scorsese

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El personaje con el que Leonardo DiCaprio volverá a una película de Martin Scorsese

Después de haber trabajado juntos en cinco películas, DiCaprio y Scorsese se van a embarcar en el biopic de un atractivo personaje histórico.

Sabido es por sus seguidores que el director neoyorkino de ascendencia italiana Martin Scorsese ha tenido algunos actores tetiche a lo largo de su dilatada carrera. El primero, sin discusión, fue Robert De Niro, con el que ha trabajado en ocho largometrajes desde 1973 y a los que habrá que añadir The Irishman, cuyo rodaje se está desarrollando ahora mismo, que previsiblemente se estrenará en 2018 y en la que también actúan Harvey Keitel y Joe Pesci, quienes a su vez han colaborado con el realizador en otras cuatro y dos ocasiones respectivamente.

Pero su mayor socio de los últimos tiempos ha sido, qué duda cabe, el californiano Leonardo DiCaprio, protagonista de cinco de sus filmes desde Gangs of New York (2002), al que le siguieron El aviador (2004), Infiltrados (2006), Shutter Island (2010) y El lobo de Wall Street (2013). Y no se van a quedar ahí, pues hace poco se ha anunciado que el actor ganador de un Oscar por El renacido (Alejandro González Iñárritu, 2015) interpretará para Scorsese a Theodore Roosevelt, el vigésimo sexto presidente de Estados Unidos, en un biopic de la Paramount que llevará su nombre y cuyo guion se ha encargado al neófito Scott Bloom.

El primer Roosevelt, primo en quinto grado ese otro presidente que fue Franklin Delano Roosevelt y que además se casó con una sobrina suya, estuvo en el cargo entre 1901 y 1909, desde que su predecesor, William McKinley, fuera asesinado a tiros por el anarquista Leon Czolgosz en el Templo de la Música de la Exposición Panamericana de la ciudad neoyorkina de Buffalo, donde iba a dar un discurso sobre comercio exterior. Roosevelt pasó a ser de este modo el presidente más joven de la historia del país, y el primero que no había empuñado un arma en la guerra civil que enfrentó al Norte y al Sur entre 1861 y 1865, bañando buena parte de Norteamérica de sangre.

leonardo dicaprio roosevelt
Teddy Roosevelt -
BusinessInsider.com

Su política interna se basó en lo que él llamaba el Square Deal, “un acuerdo justo y honesto” para favorecer a la clase media, mejorar las condiciones de los obreros, controlar a las grandes compañías regulando la competencia para que no se desmandaran, proteger a los consumidores, estableciendo medidas para la salubridad en la alimentación y para las etiquetas de los medicamentos, y conservar los recursos naturales. Su política exterior, en cambio, fue la del Gran Garrote, es decir, aquella en la que se negocia siempre con los adversarios pero sugiriendo para presionarles la posibilidad firme de la violencia, que puso en práctica en América Latina, y cuya expresión tomó de un proverbio de África occidental: “Habla suavemente y lleva un gran garrote; así llegarás lejos”.

Apoyó construir el Canal de Panamá con la firma del Tratado Hay-Bunau Varilla; para demostrar al resto de países el poderío estadounidense, mandó a la Gran Flota Blanca a circunnavegar el mundo; y le otorgaron el Premio Nobel de la Paz en diciembre de 1906 por su negociación para el fin de la guerra imperialista entre rusos y japoneses. Y se embarcó en safaris africanos y expediciones en Sudamérica, donde un río lleva su nombre: el Roosevelt amazónico, situado en Brasil.

Por su gran personalidad, su activismo progresista, su lucha contra los corruptos y sus facetas como escritor y guardián del medio ambiente, que hizo lo posible por impedir la explotación comercial de millones de hectáreas de terreno virgen, y pese a que con él empezó el imperialismo yanqui, el de las injerencias en otros países, los historiadores han llegado a considerarle uno de los mejores Presidentes que ha votado la ciudadanía de Estados Unidos, por lo que resulta del todo comprensible que Martin Scorsese quiera contar su historia y que Leonardo DiCaprio, activista ambiental para más señas, se le una para encarnarle.

Los creadores de 'Stranger Things' intercambian e-mails con Stephen King

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Los creadores de ‘Stranger Things’ intercambian e-mails con Stephen King

¿Quién les iba a decir a los cineastas Matt y Ross Duffer que acabarían teniendo contacto a través del correo electrónico con su escritor favorito?

Cualquier lector habitual del novelista norteamericano Stephen King, cuya obra sobresale en los terrenos oscuros y pantanosos del terror, que haya visto la primera temporada de la serie Stranger Things se habrá dado perfecta cuenta de que bebe muchísimo de su universo literario, entre otras fuentes inspiradoras. Y no lo decimos sólo nosotros, puesto que los hermanos Matt y Ross Duffer lo reconocieron sin ambages en su día; y por si algo así fuera insuficiente, el propio King lo declaró en Twitter: “Ver Stranger Things es como ver mis grandes éxitos. En el buen sentido, quiero decir”.

Y ahora, los gemelos Duffer han tenido a bien contarle a la revista de entretenimiento estadounidense The Hollywood Reporter que, desde el estreno de esta ficción televisiva que ha exprimido con inquebrantable decisión la nostalgia ochentera de los espectadores, suelen escribirse por correo electrónico con el literato de Maine, “con el hombre que les inspiró para hacer lo que hacen”; ahí es nada. “Todavía estoy alucinado, porque crecer con él fue toda una inspiración”, asegura Ross; y prosigue: “Es como un dios para nosotros, y por eso ha sido absolutamente surrealista comunicarse así con él”.

stephen king stranger things
Refinery29.com

A continuación, los Duffer entran en detalles sobre la forma en que responden a sus correos, siempre entre los dos: “Les dedicamos bastante tiempo y nos cercioramos de que la gramática sea correcta”, no vaya a ser que alguien como King, para quien el uso de la lengua es su vida, tuerza el gesto al leer lo que escriben si hay algún error. “Hasta les pasamos nuestro primer e-mail a nuestros guionistas para estar seguros de que estaba bien; nos empeñamos mucho en ello”. Y en lo que dudan, por ejemplo, es sobre si utilizan de manera correcta un punto y coma y otras cuestiones semejantes.

“Y luego probablemente nos escribe su correo electrónico en unos cinco segundos”, remata Matt, “pero es muy, muy amable, es un tipo muy amable”. Y bueno es que los Duffer intercambien impresiones de este modo con Stephen King, no solamente para la satisfacción y el enriquecimiento personal de estos cineastas que tienen la obra del escritor en un pedestal, sino también para los espectadores que devoran las series de televisión de esta irrepetible edad de oro: ¿quién sabe si puede influir positivamente en el futuro desarrollo de Stranger Things o si los Duffer colaborarán en algún momento con su escritor favorito?

Se prepara un spin-off de 'Men in Black' con los guionistas de 'Iron Man'

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Sony prepara un spin-off de ‘Men in Black’ con los guionistas de ‘Iron Man’

Van a volver las entretenidas aventuras extraterrestres de los Hombres de Negro en una nueva película protagonizada por otros personajes.

La trilogía de ciencia ficción cómica que es Men in Black, realizada por Barry Sonnenfeld (La familia Addams, Wild Wild West) según los comics homónimos de Lowell Cunningham, fue un éxito de recaudación, con más de 1.600 millones de dólares obtenidos en los cines de todo el mundo, desde que se estrenara la primera parte hace la friolera de veinte años ya, en 1997. Su continuación llegó en 2002, y una década jubilosa más tarde, en 2012, la tercera entrega. Para el mercado estadounidense, Men in Black 2 fue la que más beneficios le trajo a Sony como productora; pero fue Men in Black 3 la que más dinerito acumuló en la taquilla internacional.

Y, en esta época de universos cinematográficos explotados o expandidos todo lo posible por Hollywood, a nadie le resultará extraño que Sony haya decidido arriesgarse con un spin-off de la franquicia, que estará protagonizada por nuevos personajes, opuestos a los conocidos agentes K o Kevin Brown y J o James Edwards a los que encarnaron Tommy Lee Jones y Will Smith; si bien uno ya supone que algún cameo de ambos caerá. Y una de las cosas interesantes a las que merece la pena aludir es que el célebre cineasta Steven Spielberg (Indiana Jones, La lista de Schindler) figura como productor ejecutivo de este spin-off.

Pero no es la única, ya que los guionistas que se encargarán del libreto no son otros que Matt Holloway y Art Marcum, dos de los cuatro que escribieron el de Iron Man (John Favreau, 2008) para Marvel Studios. Y quede claro que Sony va tan en serio con esta propuesta que ya tiene día fijo para ser estrenada y todo: el 17 de mayo de 2019. Así que lo único que falta por saber es si Barry Sonnenfeld repetirá como realizador. Ahora mismo está involucrado en la adaptación televisiva de Una serie de catastróficas desdichas (Mark Hudis, desde 2017), dirigiendo episodios. Pero tal vez se le pongan los dientes largos y cuadre su agenda para volver a este divertido mundo de conspiraciones alienígenas.

Los cameos de Donald Trump en películas y series de televisión

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Las veces que Donald Trump ha aparecido en películas y series de televisión

Estas son todas las ocasiones en las que el actual Presidente de Estados Unidos ha participado en la ficción cinematográfica o televisiva.

Parece que a las celebridades de casi todo tipo se les da cabida en esto del cine, cuya voracidad no tiene parangón en ninguna otra arte. Si una persona icónica como el playboy Hugh Hefner contó con un buen número de cameos en filmes y, sobre todo, series televisivas, era impepinable que a un individuo como el millonario Donald Trump, figura pública de Nueva York y actual presidente de Estados Unidos, se le ofrecerían otros tantos, que él aceptó de buena gana. Así que mucho antes de convertirse inopinadamente en candidato republicano a la Casa Blanca y, tras las elecciones, en su inquilino, a Trump se le dio la oportunidad de lucir su pelazo por diversos sets de rodaje.

La primera ocasión fue como él mismo en el episodio “My Hero” (7x15, 1981) de la sitcom Los Jefferson, creada por Norman Lear, Don Nicholl, Michael Ross y Bernard West (1975-1985); y de nuevo, en el capítulo “You’ll Never Get Rich” (11x09, 1985). Tras vérsele en la comedia fantástica Los fantasmas no pueden… hacerlo, de John Derek (1989), llegó uno de sus cameos más recordados, el de la gamberra Solo en casa 2: Perdido en Nueva York, dirigida por Chris Columbus (1992). Y después, el que llevó a cabo en la comedia dramática El pepinillo, de Paul Mazursky (1993); el del episodio “For Sale by Owner” (4x25, 1994) de la exitosa serie cómica que fue El Príncipe de Bel-Air, con Andy y Susan Borowitz al frente (1990-1996), lo que tampoco se ha olvidado.

donald trump cameos
'Solo en casa 2' - Fox

En la recordada comedia infantil Una pandilla de pillos, que realizó Penelope Spheeris (1994), era el padre de Waldo (Blake McIver Ewing) y, aunque no los sabemos a ciencia cierta, se supone que el nene se apellidaría Trump. Volvió a reinterpretarse en el drama familiar de aventuras Across the Sea of Time, de Stephen Low (1995); en la comedia deportiva Eddie, obra de Steve Rash (1996); en el capítulo “The Rosie Show” (4x04, 1996) de la sitcom La niñera, elaborada por Dorothy Lyman (1993-1999); en la comedia Cómo triunfar en Wall Street (en un par de horas), de Donald Petrie (1997); y en el episodio “I’ll See That and Raise You Susan” (1x22, 1997) de la sitcom De repente, Susan, creada por Shelley Jensen (1996-2000).

Y en el capítulo “New York and Queens” (4x24, 1997) de la comedia dramática The Drew Carey Show, con Bruce Helford y el propio Carey de artífices; en los episodios “Whole Lotta Shakin’...” (1x03) y “Face to Face” (1x06, 1997) de Night Man, la serie canadiense de aventuras superheroicas ideada por Robert Munic, Rex Piano y David Price (1997-1999); y en el capítulo “The Paul Lassiter Story” (2x14, 1998) de la sitcom Spin City: Loca alcaldía, guiada por Gary David Goldberg y Bill Lawrence (1996-2002). Fue un importante benefactor en el drama musical Studio 54, dirigido por Mark Christopher (1998); y nada menos que el gran Woody Allen le requirió para su comedia dramática Celebrity (1998).

donald trump cameos
'El Príncipe de Bel-Air' - NBC

Rarísimo sería que no le hubieran invitado a participar, como a Hefner, en la serie cómica, dramática y no exenta de romanticismo que es Sexo en Nueva York, de Darren Star (1998-2004), así que le vimos en el episodio “The Man, the Myth, the Viagra” (2x08, 1999); y en la parodia satírica Zoolander (Un descerebrado de moda), de Ben Stiller (2001); en el capítulo “Mr. Monk and the Psychic” (1x03, 2002) de Monk, concebida por Andy Breckman (2002-2009); en las comedias románticas Amor con preaviso, obra de Marc Lawrence (2002), y Marmalade, de Kim Dempster (2004); y por último, en la comedia de terror y presupuesto ridículo Horrorween, dirigida por Joe Estévez (2011), un broche de oro por la otra punta para el que, más tarde, se repantingaría en el Despacho Oval para sorpresa de propios y extraños.

Netflix capta la esencia de Stephen King en 'El juego de Gerald'

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Netflix capta la esencia de Stephen King en la adaptación de ‘El juego de Gerald’

La plataforma de vídeo bajo demanda le encargó a Mike Flanagan que adaptase la novela del célebre escritor estadounidense. Este ha sido el resultado.

El novelista norteamericano Stephen King publicó El juego de Gerald en mayo de 1992, dedicada a su mujer, la activista y también escritora Tabitha Spruce King, y a sus cinco cuñadas; y han tenido que pasar veinticinco años para que llegue una adaptación de esta historia claustrofóbica de secretos del pasado y horror psicológico por cortesía de Netflix y el cineasta Mike Flanagan, que ya se había especializado en el género con ocho películas del mismo, entre ellas, Oculus (2013), Ouija: El origen del mal o Silencio (2016), y a quien ha debido de encantarle hacerse cargo de este filme según la novela del maestro de Maine.

Su inicio, con un plano cenital bastante de agradecer y una canción alegre de las que se escuchan cuando el sol brilla y los pájaros cantan, sirve como un leve ejercicio de contrapunto, con un elemento que nos produce cierta inquietud y al que se añade otro en la siguiente escena, sin remarcarlos ni con simples pinceladas de la banda sonora y ni mucho menos con alguna clase de histrionismo; tampoco con brillantez, quede claro, pero sí con la sutileza adecuada, que es suficiente para advertirnos de que aquí se van a torcer las cosas en algún momento inesperado. Y se tuercen, vaya si se tuercen por completo.

el juego de gerald netflix
Neflix

Tras unos minutos con breves planos de detalle para que los espectadores evalúen y comprendan tan desesperada situación, uno de los elementos inquietantes retorna y, como en todo buen desarrollo dramático que se precie y que carezca de factores inútiles, precipita de pronto, a base de bien y con suma decisión el festival de anomalías, meninges estrujadas y alucinantes que le sigue y el ritmo y las palpitaciones se desbocan. Igual que la elocuencia del discurso en los diálogos, presumiblemente de King pero traída por Jeff Howard y el propio Flanagan, que nos arroja a la cara la realidad de las miserias conyugales o de pareja que ya había apuntado y las de otro parentesco, las de las mismas relaciones humanas, y aúpa de pronto el interés por la pesadilla que Jessie Burlingame, una esforzada y espléndida Carla Gugino (Watchmen), está viviendo.

Pese a sus limitaciones, el hecho es que no se trata en absoluto de un esfuerzo despreciable sino de una faena muy digna, que perdura en la memoria

Pero no nos tira sólo eso, sino también reflexiones sobre el temor, los demonios interiores, lo que ocultamos, la supervivencia y la mortalidad, y nos crispa un poco los nervios con algunas operaciones para evitar esta última que, en otras circunstancias, se realizarían fácilmente y en segundos, así como en la recta final. Y, por el enrarecimiento generalizado, la naturaleza de determinadas apariciones resulta ambigua y uno cree al principio que acabaría en manos del público decidir a qué atenerse respecto a ellas; pero se equivoca. Por otra parte, Bruce Greenwood (Star Trek), Henry Thomas (E. T.) y Chiara Aurelia (Agent Carter) están muy inspirados como el locuaz Gerald Burlingame, el manipulador Tom y la joven Jessi; y nos complace reencontrar aquí a Carel Struycken (La familia Addams) como Luz de Luna.

el juego de gerald netflix
Netflix

Su mayor error es sacarnos a mitad de camino de ese infausto dormitorio y su angustia, haga lo que haga la novela, pues rompe momentáneamente la claustrofobia y la aspiración del vilo en los espectadores; aunque sea para ahondar en los porqués del comportamiento de Jessie, que se podían abordar de otra manera. Por otro lado, el comprensible propósito de no caer en una fanfarria conduce a los hermanos Andy y Taylor Newton a una sobriedad excesiva en la banda sonora que, no obstante, se habrá debido a los deseos de Flanagan. Da la sensación de que, en manos de otro cineasta más talentoso y con mayor ingenio audiovisual, este trasvase al cine de El juego de Gerald podría haberse convertido en un auténtico peliculón.

Pese a sus limitaciones, el hecho es que no se trata en absoluto de un esfuerzo despreciable sino de una faena muy digna, que perdura en la memoria tras haberse sentado a contemplarla, con el fondo complejo del libro, un par de secuencias hipnóticas y un tramo final acerado y muy satisfactorio. Como también es indiscutible que Netflix y Mike Flanagan han sabido captar con lucidez, sin impedimento alguno, la esencia del terror en la obra de Stephen King, que no es de ningún modo epidérmica o frívola, sino que entraña siempre un agudo estudio psicológico, verdades emocionales y una profunda humanidad.

¿Y si 'It' se convirtiese en un anime?

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¿Y si ‘It’ se convirtiese en un anime?

La nueva adaptación al cine de la novela de Stephen King que ha dirigido Andrés Muschietti, con su flamante Pennywise, ha inspirado a otros creadores.

No hay duda de que las adaptaciones de la obra del novelista Stephen King llevan una buena racha en cuanto al número de ellas en los últimos años: por lo pronto, hemos visto las películas Cell (Tod Williams, 2016), La Torre Oscura (Nikolaj Arcel, 2017), It (Andrés Muschietti, 2017) y El juego de Gerald (Mike Flanagan, 2017) y las series de televisión 22.11.63 (Bridget Carpenter, 2016), The Mist (Christian Torpe, 2017) y Mr. Mercedes (David E. Kelley, 2017), pronto veremos el filme 1922 (Zak Hilditch, 2017) y, más tarde, The Doctor’s Case (James Douglas y Leonard Pearl, 2018), y ya está proyectada Castle Rock (Sam Shaw y Dustin Thomason, 2018), otra serie que se basa en las historias sobre la localidad ficticia que le da nombre y que son escenario de varias novelas del escritor estadounidense, y la segunda parte de It (Muschietti, 2019).

Esta fiebre adaptadora de ese implacable rodillo que es Hollywood tiene efectos colaterales a su alrededor, igual que todo fenómeno de nuestra cultura; y fuera de sus dominios, el artista norteamericano Mike Anderson, de Oklahoma, que firma como Mikuloctopus y a cuyo trabajo basta echarle un ojo para saber que se inspira mucho en el cine a la hora de elaborar sus ilustraciones, se planteó cómo sería It adaptado a anime. Así que se puso a trabajar por su cuenta en algunas imágenes, y pronto expuso el resultado, francamente valiosa.

Been beep Ritchie #pennywisethedancingclown #pennywisetheclown #pennywise #manga #anime #it2017

Una publicación compartida de Mike Anderson (@mikuloctopus) el

Beep beep, Richie! #pennywisethedancingclown #pennywisetheclown #pennywise #manga #anime #stephenkingsit #it2017

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“Además del hecho de que pensé que el nuevo diseño de Pennywise ya tenía una sensación muy anime, vi que los conceptos y temas del libro de Stephen King serían perfectos para el anime”, ha declarado Anderson a Entertainment Weekly. “Parece que hay menos límites en el anime. Conceptos locos y cuentos únicos son casi lo que se espera. La novela de King se adentra en mitologías y escenarios que una película de acción en vivo puede no tener el tiempo o el presupuesto para realizar plenamente. E incluso si pudiera, no puede dirigirse al público de masas. Llevar a It a una serie de anime asentaría la historia en un género donde viajar entre dimensiones y los monstruos gigantes está más aceptado”.

Y hete aquí que el diseñador gráfico texano Kevin Duran tomó una de las ilustraciones e hizo un brevísimo fragmento de lo que podría ser precisamente el anime concebido por Anderson, colocándole una voz en off en japonés y todo. Pero, por lo visto, a Mikuloctopus no le ha gustado que Duran se tomara la libertad de hacerlo sin consultarle antes ni tener su aquiescencia, y pese a que han hablado a través de Twitter, aún alberga sentimientos encontrados. Pero admite que la aportación de Anderson le ha parecido impresionante. Y la verdad es que es que no le quedaba otra.


'Fear the Walking Dead' 3x13: demasiado buenos para este mundo

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‘Fear the Walking Dead’ 3×13: demasiado buenos para este mundo

"Si al final mueren, no será porque fueran demasiado buenos para este mundo, sino porque les habremos fallado".

“This Land Is Your Land”, décimo tercer episodio de la tercera temporada de Fear the Walking Dead, se inicia justo en el momento en que acabó “Brother’s Keeper” (3x12), con Alicia Clark (Alycia Debnam-Carey) padeciendo cierta ansiedad comprensible por la invasión de los muertos vivientes del Rancho Broke Jaw tras las irresponsables acciones de un desequilibrado Troy Otto (Daniel Sharman), invasión que obliga a los supervivientes a permanecer encerrados en la bodega, con los zombis acechándoles en el exterior. Y los guionistas no pierden ni un minuto para plantear las nuevas dificultades a las que se enfrentan allí: la infección de Blake Sarno (Michael William Freeman) por una mordedura, que únicamente conoce Alicia, y que el oxígeno se acabará en un par de horas porque no entra aire en este refugio subterráneo a causa de que los conductos de ventilación están obstruidos.

Llegar al otro extremo y volver deslizándose y doblando sus múltiples recodos les tomaría semejante tiempo, por lo que les piden a los infectados que se identifiquen a sí mismos para sacrificarse por el bien de los que podrían sobrevivirles, para no consumir tan pronto el aire del que disponen: tremenda situación. Al principio, no se deciden, pero Sarno da ejemplo antes de que Perro Loco (Justin Rain) los encuentre por las malas y muestra su mordedura, y los demás le van siguiendo con sus familias en mente. Mientras Ofelia Salazar (Mercedes Mason) y Perro Loco se ocupan del atasco en los conductos del aire, le aplicarán un sedante de morfina a los moribundos para dormirles y luego acabar lo más humanamente posible con ellos, labor que recae en Alicia, cuya ansiedad se desborda después de la primera ejecución.

fear the walking dead 3x13
AMC

Por su parte, Nick Clark (Frank Dillane) y Troy trazan un plan sin demora en un intento de socorrer a los que se han encerrado en la bodega, que consiste en crear una distracción para los zombis y poder sacarles de allí. Pero se precipitan, con un risueño Troy, a quien divierte mucho atropellar y esparcir vísceras de los muertos vivientes, al volante de una camioneta, y acaban asediados en uno de los helicópteros. Ofelia y Perro Loco tienen un momento de sinceridad y apoyo en los claustrofóbicos conductos de ventilación, y así sabemos más del pasado de él. Y Alicia intercambia anécdotas e intimidades con Christine, que le había dado ánimos para proseguir con su macabra tarea anterior y en cuya piel se pone una encantadora Linda Gehringer, a quien nos hubiese gustado ver más en Fear the Walking Dead; y entonces nos explican el título del episodio.

El aire respirable se va acabando y surgen los primeros zombis en la bodega, a los que debe enfrentarse una aturdida Alicia. Si todos los demás sucumben, definitivamente, Troy habrá hecho un buen trabajo para provocar el fin Broke Jaw. Pero Ofelia y Perro Loco consiguen quitar por fin, con la falta de oxígeno ya afectándoles, lo que impedía la ventilación: sí, un zombi atascado; se ve que se atascan en todas partes; y Alicia vuelve de la inconsciencia en la que había caído, combate a los zombis con desesperada resolución y arrastra a una quizá inconsciente Christine para ponerla a salvo. Pero luego, tras la llegada de la caballería, se da cuenta de que ha fallecido y evita que se transforme.

fear the walking dead 3x13
AMC

Son Madison Clark (Kim Dickens), Victor Strand (Colman Domingo) y Qaletqa Walker (Michael Greyeyes) los que han regresado al rescate en el momento preciso y, con un Deus ex machina evidente, han creado la misma distracción para los zombis que pretendían Nick y Troy, haciendo explosionar los bidones del depósito de gasolina. Le cuentan a Ofelia que su padre, Daniel Salazar (Rubén Blades) sigue vivo, y a la conmocionada Alicia, que Jake Otto (Sam Underwood) ha muerto. Nick encubre la barrabasada de Troy. Y cuando deciden marcharse a la presa, la joven Clark opta ir sola a la cabaña de la que su novio difunto le había hablado porque no puede más con el comportamiento de su grupo. Nick se propone a seguirla sigilosamente para asegurarse de que arriva sana y salva a su destino y dirigirse a continuación a la presa. Y así, los vemos dejar atrás el desolado Rancho Broke Jaw, con la canción “This Land Is Your Land”, de Woody Guthrie, sonando de fondo.

Orígenes de la superchería moderna: la traición de la izquierda feng-shui

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La traición de la izquierda feng-shui y los orígenes de la superchería moderna

El último ensayo de Mauricio-José Schwarz es un repaso histórico e ideológico que explica de dónde vienen las pseudociencias y las creencias irracionales más en boga.

Los que albergamos un íntimo interés por los fenómenos de las pseudociencias y las creencias irracionales, y una gran preocupación por lo que provocan en la sociedad y en los mismos individuos que caen en ellas, sabemos que las aproximaciones que suelen llevarse a cabo de este asunto se limitan a exponer los motivos de su falsedad y el indiscutible daño que ocasionan, es decir, las pruebas obtenidas mediante el análisis científico y los argumentos por los que se las debe rechazar y combatir sin contemplaciones. Muy loable y absolutamente correcto, sobre todo porque una explicación objetiva, sin empantanarse con discusiones ideológicas, se acostumbra a considerarla lo más honesto.

Sin embargo, la verdad es que podemos buscar las raíces de la ideología que las sostiene en cada caso determinado y situarlas en el espectro político sin perder la objetividad, y como muchas veces la disonancia cognitiva hace que las personas no afronten sus propias contradicciones internas y que ni se percaten de que las sufren, meter el dedo en esa llaga y descubrírselas a todos puede resultar más efectivo en la lucha contra las irracionalidades: advertir con claridad que se están traicionando los ideales que decimos defender duele lo suyo, y es lo que se ha propuesto Mauricio-José Schwarz en su ensayo La izquierda feng-shui, que nos relata lo que ha sucedido desde que “la ciencia y la razón dejaron de ser progres”.

la izquierda feng-shui
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El ensayista se cura en salud haciendo notar que “existe un pudor enorme por criticar a la izquierda desde la izquierda”, siendo algo necesario, “sobre todo cuando asume una militancia en pro de la superstición, contra la ciencia, el conocimiento, la inteligencia, los datos y el sentido común mismo, no por motivos filosóficos o epistemológicos sujetos a larguísimos análisis críticos, sino porque [la ciencia] funciona”. Y continúa señalando que, por supuesto, en algunos dominios de la derecha más cerril “se escuchan ideas enormemente preocupantes por su antiintelectualismo y su celebración de la ignorancia, con frecuencia acompañadas de una visión paranoica, conspirativa y delirante”, pero se supone que la izquierda era, es o debería ser “la postura de la defensa del pensamiento riguroso”, una hija digna de la Ilustración.

Schwarz traza una línea histórica desde la aparición de las dos categorías generales del espectro político, la izquierda y la derecha, pasando por la contrailustración del conspiranoico abate Augustin Barruel y del regresivo Jean-Jacques Rousseau, padre intelectual de “los neoprimitivistas de izquierda”; por el teosofismo de Madame Blavatsky, sin la que “hoy probablemente no proliferarían los gurús que recauchutan prácticas orientales, reviven religiones ancestrales y hablan de experiencias holísticas o de la identidad entre las religiones”, es decir, el new age astrológico; por las doctrinas disparatadas de dichos gurús, como Jiddu Krishnamurti, “uno de los predecesores de esa plaga que es la autoayuda”; por la antroposofía de Rudolf Steiner, con el Triodos Bank, la educación Waldorf y la agricultura biodinámica.

Y también por la obra de los periodistas Louis Pauwels y Jacques Bergier, responsables del “giro al esoterismo que caracterizaría a la contracultura” que se gestaba “con todas las causas identificables con el progresismo”, y que estalló en los años sesenta del siglo pasado con la Nueva Izquierda hippie, la cual mezcló todo lo precedente con el marxismo, “la conciencia cósmica” del Maharishi Mahesh Yogui, “la expansión” de la misma con drogas psicodislépticas, que “liberan la mente”, y mucho más. Así nació la izquierda feng-shui, mística, magufa, new age, kumbayá, posmo o alternativa, “que renuncia, cuando le conviene, a la idea de que el universo es material y naturalista, y adopta en cambio la visión new age de un universo que la ciencia es incapaz de explicar, para defender a la población contra amenazas fantasiosas, negando hechos y apuntándose a todo lo que parezca lucha social sin cuestionarla”.

la izquierda feng-shui
Mauricio-José Schwarz

A partir de ahí, Schwarz continúa repasando todo lo que esta ha dado de sí en las décadas siguientes con la tesis de que “lo natural es bueno”, y la modernidad tecnológica, malvada, con la quimiofobia, el movimiento antiantenas y la causa antitransgénicos de Greenpeace, los contrarios al uso de pesticidas, los antivacunas, el veganimalismo más radical, la conspiranoia de la farmafia, el Club Bildelberg y compañía, los chemtrails y HAARP, las pseudoterapias y mucho más; y con el relativismo posmoderno, “las olimpiadas de la opresión” de la ideología identitaria, etcétera. Hay quien desearía ver en aquí una mayor diversidad en los ejemplos de políticos y grupos de izquierdas que caen en estas trampas irracionales y anticientíficas y se unen a sus promotores “si se presentan lo suficientemente buenrollistas, rebeldes, antisistema, naturales, puros, tradicionales y milenarios”, pero eso no quiere decir que los que se aportan en este libro no sean verdad.

Venía haciéndonos mucha falta una propuesta tan lúcida como la que nos ofrece Mauricio-José Schwarz en estas páginas, que sirve para zarandear con elocuencia a los que asumen estas posiciones descabelladas porque creen que “son parte de su lucha por la igualdad, la justicia, la protección de los más desfavorecidos ante la voracidad de los poderosos y la rebeldía ante un sistema cuya imperfección es más que evidente y cuya maldad intrínseca encuentran imposible poner en duda”. Pero si la ignorancia de nuestros ancestros era su condición ineludible”, dice, “la de muchos defensores del mundo que hoy luchan contra amenazas imaginarias es una elección consciente y jubilosa”; ¿y cómo vamos a mejorar nuestras sociedades sin análisis certeros y de espaldas a la realidad? Los adalides de la izquierda feng-shui y de la superchería moderna deberían hacerse esa pregunta.

Las películas que hay que ver antes que 'Blade Runner 2049'

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Las películas que hay que ver antes que ‘Blade Runner 2049’

Antes de acomodarnos en el cine para disfrutar de la anhelada secuela de Blade Runner, es recomendable ver antes varios filmes sobre su universo.

Aún hay quien se sorprende al saber que Blade Runner, el clásico de la ciencia ficción distópica de Ridley Scott (Alien, Gladiator, Hannibal) que tantos cinéfilos aman, fue un fracaso de taquilla en 1982 y, por si esto fuera poco, la crítica especializada le dio más palos que a una estera. Con un presupuesto de veintiocho millones de dólares, en Estados Unidos únicamente recaudó treintaidós, y Janet Maslin dijo de ella en The New York Times que “es un desastre, por lo menos en lo que se refiere a su narrativa”, que “casi nada se explica de manera coherente, y la trama tiene grandes lapsos”, que “la historia se arrastra torpemente”, que Rick Deckard es “tedioso y más que eso” y que “el final de la película es horrible y sentimental”. Pero, por fortuna, con los años ha ido consiguiendo una gran mejora en su estatus, por sus virtudes, su gran influencia cinematográfica y su realidad como icono ciberpunk.

Que se decidiese llevar a cabo una continuación es otra prueba de ello, y ahora, treintaicinco años después, va a llegar a los cines de todo el mundo Blade Runner 2049, para cuya dirección eligieron muy sensatamente a Denis Villeneuve (Prisioneros, Sicario, La llegada), y si el libreto de la de Scott es obra de Hampton Fancher y David Webb Peoples según la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick, el de la secuela ha sido escrito por el mismo Fancher y Michael Green. Repite Harrison Ford como Rick Deckard, y se embarcan en esta historia Ryan Gosling como el agente K, Ana de Armas como Joi, Sylvia Hoeks como Luv, Jared Leto como Niander Wallace, Robin Wright como la teniente Joshi, Mackenzie Davis como Mariette, Dave Bautista como Sapper Morton, David Dastmalchian como Coco, Hiam Abbass como Freysa, Lennie James como el señor Cotton y Carla Juri como la doctora Ana Stelline.

blade runner 2049
Lauzirika, Warner

Pero antes de que los cinéfilos se sienten en la oscuridad de las salas de proyección para deleitarse con ella, hay algunas otros filmes que convendría que viesen para comprender la peripecia de los personajes en todas sus implicaciones. Por supuesto, no tendría sentido no haberse zampado la película original previamente para enfrentarse a la nueva; al margen de esta obviedad, una de las películas que mejor ayuda a los espectadores a familiarizarse con los entresijos de la primera y todo lo que supuso para la cultura es Días peligrosos: Creando ‘Blade Runner’, el largo documental que elaboró el especialista Charles de Lauzirika en 2007 sobre el filme de Scott con decenas de entrevistas y material inédito, veinticinco años después de que se estrenara.

Sin embargo, lo que desde luego resulta ineludible ver antes de la esperadísima continuación de Villeneuve es Blade Runner 2022: Black Out, cortometraje animado de Shinichirô Watanabe (Cowboy Bebop, Animatrix) en el que se relatan hechos que luego se mencionan en Blade Runner 2049, los del Apagón que le da nombre, se aportan más detalles sobre otros diferentes, como lo ocurrido en los campos de Callampa, e incluso nos muestran un par de veces el rostro familiar de un personaje al que conoceremos en uno de los filmees posteriores.

Luke Scott, que ya había dirigido precisamente las dos breves precuelas de Alien: Covenant (2017) para su padre, ha realizado Blade Runner 2036: Nexus Dawn, que nos presenta a otro de los personajes importantes de la nueva película, el amenazador Niander Wallace de Jared Leto, y nos expone cómo pudo terminar con una de las consecuencias más significativas del Apagón. Sin duda, durante sus escasos cinco minutos logra avivarnos las ganas de zambullirnos en Blade Runner 2049.

El último de los filmes que nos prepara para ella también es de Luke, el hijísimo. Se titula Blade Runner 2048: Nowhere to Run, por lo que está claro que nos narra acontecimientos sucedidos un año justo antes de los de la secuela; y es aquí donde nos descubren al Sapper Morton de Dave Bautista y cuál es su carácter, a la vez que nos sugieren la verdad de su esencia. Y el caso es que, en la introducción a estos tres cortos, Villeneuve declara lo que sigue: “Le pedí a un par de artistas a los que admiro que crearan tres historias que dramatizan algunos eventos clave ocurridos entre 2019, fecha en la que transcurre Blade Runner, y 2049, cuando mi nueva historia comienza”. No hay duda de que constituyen un buen aperitivo para abrir boca.

'Blade Runner 2049', una secuela a la altura de la película original

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Blade Runner 2049

Por fin llega a los cines una de las películas más esperadas de este 2017: la continuación de la mítica Blade Runner (1982) que ha dirigido el canadiense Denis Villeneuve, cuyo presumible éxito y buenas críticas abonan el camino para proseguir con su distopía en más secuelas.Podemos estar seguros de que el británico Ridley Scott, cineasta que ya había golpeado al mundo con Alien (1979), que rodaría la oscarizada Gladiator (2000) y que nos deslumbraría después a algunos con Hannibal (2001), no pudo ser consciente del alcance de su adaptación de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, novela de Philip K. Dick, ni siquiera en el año de su estreno, pues ni el público ni los analistas profesionales la favorecieron demasiado. Solamente el tiempo, su influencia indiscutible en el séptimo arte y en cierta estética urbanita, el mejor ojo de generaciones posteriores de críticos y cinéfilos y la reconsideración de los veteranos hizo posible que se convirtiera en la película de culto que es hoy; y que ya forme parte de los clásicos resucitados por la voracidad hollywoodiense de este siglo.

blade runner 2049 crítica

El compromiso profesional de Scott con Alien: Covenant (2017) le impidió ocuparse de Blade Runner 2049 pero, como el espectáculo debe continuar y la maquinaria cinematográfica no puede detenerse, se le buscó un sustituto a la altura del reto de proseguir con la reverenciada trama de los replicantes; y la elección de Villeneuve no podía resultar más llena de lógica y de sensatez: venía de haber realizado La llegada (2016), otro trasvase al cine de una obra de ciencia ficción, un relato de Ted Chiang con el título de “La historia de tu vida”, que sirve como un buen ejemplo de sus maneras pulcras y minuciosas, a veces austeras, y a su gusto por los detalles insólitos y que, por ello, le venía de lujo a la continuación de Blade Runner porque cuadra con su estilo.

Además, el hecho de que haya aceptado dirigir esta película no ha de deberse sólo a que se trate de un proyecto irresistible para cualquier cineasta por su envergadura y trascendencia, sino también a que le ha proporcionado la ocasión de reincidir en su interés por los entresijos de la violencia social —si bien en este caso es de gran magnitud en comparación con la de las otras veces en que la había abordado en su filmografía, en Polytechnique (2009), Incendies (2010), Prisioneros (2013) y Sicario (2015), pero con ingredientes que invitan a interpretaciones sociales de nuestro presente convulso y nuestro porvenir—, y de ofrecer a los espectadores otra aventura turbadora en la que la vertiente emocional sobresale entre el misterio determinado de ciencia ficción, como en La llegada.

Ello tras los tres cortometrajes de Shinichirô Watanabe y Luke Scott que se emplean de puente entre el filme original y Blade Runner 2049 y que se han ambientado en 2022, 2036 y 2048 por los acontecimientos fundamentales de los dos primeros años y las veces de prólogo que hace el último, añadiendo información y matices al puzle de las tres décadas trascurridas desde lo sucedido en Blade Runner.No cabe discusión posible sobre que Villeneuve ha logrado aunar en el nueva película, de forma cohesionada y coherente, las atenciones ineludibles a la esencia de los conceptos, la narrativa y el estilo audiovisual de su predecesora y su propia idiosincrasia cinematográfica, en parte debido a la inestimable ayuda del guionista Hampton Fancher, que ya fue uno de los autores del libreto del primer filme y que en este colabora con Michael Green (Logan, American Gods), al meritorio diseño de producción referencial de Dennis Gassner, a la adecuada banda sonora de Benjamin Wallfisch y Hans Zimmer, digna heredera de la de Vangelis, y en gran parte, como decíamos, a la coincidencia de estilos entre la Blade Runner de Ridley Scott y las anteriores de Villeneuve. Hay incluso momentos en que algún entorno desolado de la flamante película nos trae a la memoria otro que vimos en el debut del director, Un 32 août sur terre (1998).

Por todo ello, los amantes del filme original pueden sentir regocijo ante esta continuación, ya que recupera todo lo que hacía falta para hacerla reconocible como tal, incluida la fascinación y el asombro por las visiones de ambientes del futuro, evolucionadas a partir del presente urbano, y el magnetismo de unos personajes con un carisma indestructible, cuya gestualidad parece calculada al máximo para ello sin que resulte ninguna impostura, desde Ryan Gosling (Drive, La La Land) como el agente K, perfecto como lo que es y al que las críticas negativas por su interpretación debieran resbalarle porque proceden de una ojeriza arraigada, una sugestiva Ana de Armas (El internado) como Joi, Sylvia Hoeks (La mejor oferta) como la implacable Luv, Jared Leto (El Club de la Lucha, Las vidas posibles de Mr. Nobody) como el amenazador y elocuente Niander Wallace y, por supuesto, Harrison Ford (Star Wars, Indiana Jones) como el añorado Rick Deckard.

blade runner 2049 crítica

La teniente Joshi de Robin Wright (Forrest Gump, House of Cards), el Coco de David Dastmalchian (Prisioneros) y la Freysa de Hiam Abbass (Paradise Now) cumplen; la Mariette de Mackenzie Davis (Halt and Catch Fire) está ahí para recordarnos por su estética a la Pris de Daryl Hannah en Blade Runner, el Sapper Morton de Dave Bautista (Guardianes de la Galaxia) supone para este actor un agradecido cambio de registro, a Lennie James (The Walking Dead) siguen sentándole bien personajes algo idos como el señor Cotton, y Carla Juri (Paula) está absolutamente encantadora como la doctora Ana Stelline.

Todos ellos pasean sus inquietudes por un mundo convaleciente, caótico y hostil, y se involucran de una u otra forma en una peripecia emocionante, tensa, estupefaciente, expansiva y de lo más satisfactoria, tanto para los enamorados de Blade Runner como para los espectadores ocasionales, con giros oportunos y sorprendentes y que contemplamos a través de la fabulosa fotografía de Roger Deakins. Las secuencias de acción resultan tan brutales como las que recordábamos en el primer filme, muy especialmente las de lucha cuerpo a cuerpo; y casi todos los diálogos estimulan el interés en la misma medida que las escenas de peligro.

No obstante, lo cierto es que la fascinación de Blade Runner 2049 no llega al punto de conseguir la hipnosis profunda del espectador, pese a que contaba con todos los elementos a su favor para poner esa pica y a que sobresale en emotividad; y ni una sola de las persuasivas declaraciones de aquel llamado a igualar a la más recordada del Roy Batty de Rutger Hauer en Blade Runner, la de las naves ardiendo más allá de Orión y las lágrimas en la lluvia, durante alguno de sus monólogos se le aproxima ni se la recordará: la labia y la inteligencia de Wallace no se puede poner en duda, pero las palabras verdaderamente geniales y, puf, emotivas no han salido por su boca; al menos, aún no.

8.5Dicho todo lo anterior, quede claro que Blade Runner 2049 se encuentra prácticamente a la altura de la película original, que sus más de dos horas se disfrutan de veras y se pasan volando, que incluso la rebasa en sus emociones y que, con una continuación así, algunos proclamamos estar dispuestos a ver más secuelas sobre este sugerente drama futurista de los replicantes.- El trabajo respetuoso con el filme original y a la vez expansivo, satisfactorio, del director Denis Villeneuve. - El magnetismo de unos personajes con un carisma indestructible. - La adecuada banda sonora de Benjamin Wallfisch y Hans Zimmer. - La fabulosa fotografía de Roger Deakins. - El meritorio diseño de producción referencial de Dennis Gassner.- Que su fascinación no llega al punto de conseguir la hipnosis profunda de los espectadores, pese a que contaba con todos los elementos a su favor. - Que ni uno solo de sus diálogos o monólogos iguala al más recordado de Roy Batty en Blade Runner, ni se le aproxima ni se lo recordará.

'Fear the Walking Dead' 3x14: sobrevivir me está matando

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‘Fear the Walking Dead’ 3×14: sobrevivir me está matando

“Te pasas la vida mintiendo a tus hijos porque crees que puedes protegerlos. Pero, de algún modo, no sé cómo, lo saben”.

La partitura básica e inquietante de Paul Haslinger (Halt and Catch Fire) que escuchamos nada más empezar “El matadero”, décimo cuarto episodio de la tercera temporada de Fear the Walking Dead, nos tensa los músculos sin dilación. Uno supone que esto sirve sólo para imbuirnos de la incertidumbre que sienten Madison Clark (Kim Dickens) y Victor Strand (Colman Domingo) ante el recibimiento que irán a tener por parte de Daniel Salazar (Rubén Blades) y Lola Guerrero (Lisandra Tena) y conozcan la hecatombe ocurrida en el Rancho Broke Jaw durante “This Land Is Your Land” (3x13), que incluso les ha privado de la baza de proveerles del armamento prometido.

Pero no la música no se debe únicamente a esta circunstancia, sino que pronto nos revelan que Ofelia Salazar (Mercedes Mason) fue mordida por el zombi atascado que obstaculizaba la ventilación de la bodega en que se habían encerrado, tras haberle caído encima. La joven Salazar le pide a Madison que cumpla la promesa que hizo en “La serpiente” (3x11) de llevarla con su padre, Daniel, a lo que no puede oponerse. Así, Ofelia es el segundo personaje principal de Fear the Walking Dead que muere esta temporada tras la cuestionable decisión que tomaron para la salida de Travis Manawa (Cliff Curtis), fallecido en “The New Frontier” (3x02) y nunca vengado ni un poquitín.

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AMC

Alicia Clark (Alycia Debnam-Carey), que se había ido por su cuenta en el capítulo anterior, recibe la visita de su hermano Nick (Frank Dillane), que trata de convencerla de que se reúna con el grupo sin resultado de momento, y un silencioso Troy Otto (Daniel Sharman). Madison y compañía arriban al mercado desconcertante de la plaza de toros de Mexicali que conocimos en “The Diviner” (3x08), donde habían quedado con Daniel, y procuran que sus administradores no se percaten de que Ofelia está infectada. Victor teme una mala reacción de papá Salazar, y discute con Madison por ello; pero el tradicional Qaletqa Walker (Michael Greyeyes) apoya que cumpla su palabra respecto a la moribunda y su progenitor.

La hija de los Clark emprende en solitario la perpetua búsqueda de alimento en este mundo apocalíptico. Se ve superada por unos zombis en una hamburguesería y, mientras se esconde en el espacio infantil, una mujer (Edwina Findley Dickerson) los finiquita y se apropia sus dedos y sus dientes de para su venta como talismanes protectores, y de la comida que Alicia había encontrado, un gran bote de patatas, sin ser consciente de su presencia. Pero esta última la sigue y, tras un breve, enfrentamiento verbal, deciden compartir el contenido del bote, y después de una noche, traban una amistad irónica. Por otra parte, no podemos olvidar que los adictos a la droga lo son siempre, y cuando Nick cuida de Ofelia después de consolar a su madre ya en el mercado de Mexicali, toma de los analgésicos de la primera; y no está nada mal que nos lo recuerden.

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AMC

De este modo, se descontrola; añade tequila a los medicamentos y convence a un reticente Troy de conseguir metanfetaminas donde le sugiere una camarera: en el matadero de la plaza. Victor, por su parte, se propone una de las suyas con un tal John, jefe del lugar. Y Madison lleva fuera a Ofelia, al encuentro de Daniel, después de que se despida de Taqa con un abrazo; y las dos hablan del conocimiento mutuo entre padres e hijos. Pero la moribunda no resiste, y sucumbe cuando el camión de Daniel se aproxima. Tal como había predicho Victor, este reacciona dolorosamente, rechaza a Madison después de exigirle explicaciones, y con ella, a los demás.

Nick y Troy, ya drogados, conocen al Matarife (Miguel Pérez), quien les surte de un buen subidón que empuja al primero a salir de la plaza, recubrirse de sangre de zombi y meterse entre una tropa de ellos seguido por un asustado Troy, que se da cuenta con estupefacción y alarma de que Nick es tan autodestructivo como él, justo lo que había señalado Alicia en “Brother’s Keeper” (3x12), igual que el propio Troy en este capítulo al dejarla a su aire. Finalmente, Daniel rectifica cuando está más sereno tras enterrar a Ofelia junto a un olivo con sus propias manos, y admite que todos vayan a la presa; pero Nick y Troy prefieren quedarse con excusas. Nos privan de saber qué trama el siempre preparado Victor Strand, y uno se pregunta dónde diantres está Perro Loco (Justin Rain), cuya ausencia durante la agonía de Ofelia no tiene justificación.

Un cómic responderá a cierta pregunta sobre el final de 'Regreso al futuro'

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Un nuevo cómic responderá a cierta pregunta sobre el final de ‘Regreso al futuro’

Una respuesta del último diálogo de Regreso al futuro 3 nos hizo plantearnos a qué se referían con ella. Ahora un cómic de su guionista nos lo aclara.

La trilogía cinematográfica sobre viajes temporales de Regreso al futuro, cuyas exitosas entregas dirigió Robert Zemeckis (Forrest Gump, Contact, Lo que la verdad esconde) entre 1985 y 1990, es una de las más queridas por varias generaciones de cinéfilos, que no tienen inconveniente en tragársela una y otra vez si se tercia, y recaudó casi mil millones de dólares en los cines de todo el mundo. Sus incondicionales recordamos muy bien que, al final del tercer filme, se produce el siguiente diálogo entre Marty McFly (Michael J. Fox) y su amigo Doc Emmett Brown (Christopher Lloyd): “Eh, Doc, ¿a dónde vas ahora? ¿Regresarás al futuro?”, pregunta Marty. “No; ya he estado allí”, responde Doc.

Pero ¿a qué se refería exactamente? ¿A las ocasiones en que había viajado al futuro antes del final de la primera película y en la segunda?, ¿o a que lo había hecho después de que Marty volviese la última vez a su propia época? ¿Y a cuándo se dirigía entonces? En la versión original se usa el pronombre ‘you’ de forma un tanto ambigua, así que los traductores no supieron si McFly habla de ‘tú’ o de ‘vosotros’, y la contestación del científico carece de pronombre. Por esa razón, mientras que en España se tradujo en singular, como hemos visto y tal vez equivocadamente, en Latinoamérica fue en plural la forma en que les llegó.

De todos modos, si ya se exploran hechos no vistos a lo largo los filmes en los números del cómic Back to the Future: Untold Tales and Alternate Timelines, Back to the Future: Citizen Brown y Back to the Future: Biff to the Future, como el primer viaje de Doc a 2015, sus pesquisas en el 1985 paralelo o su llegada al Salvaje Oeste de un siglo antes, ahora Bob Gale, autor de los guiones de la trilogía, ha indicado que el objetivo de la nueva serie de comics, titulada Back To The Future: Tales from the Time Train, es contarnos a qué se refería Doc en su respuesta al final de Regreso al futuro 3.

La editorial Harvey Comics ya publicó dos series de tres y cuatro números entre 1991 y 1993, con guiones de Dwayne McDuffie y dibujos de Ken Selig. Pero aquellas a las que nos referimos son de IDW Publishing, comenzaron a aparecer en octubre de 2015 por las tres décadas que habían transcurrido desde estreno de la primera película y, en total, suman cuarentaiún números nada menos ahora mismo, con guion de Gale, John Barber y Erik Burnham y dibujos de Brent Schnoonover y Dan Schoening.

regreso al futuro comic
IDW

“No quería contar versiones distintas de esas mismas historias una y otra vez”, explicó Gale en su momento sobre las series anteriores. “Ciertamente no podemos mejorarlas ni en este ni en ningún otro medio, lo cual me llevó a concluir que no era una buena idea que el viaje en el tiempo fuera el eje central de esta serie. Teníamos que dar con otra cosa, algo que respetara el corazón y el alma de Regreso al futuro. Algo que estuviera centrado en los personajes”. Y unos días atrás le contó a The Hollywood Reporter sobre la propuesta del nuevo cómic: “Lo estábamos hablando con nuestro editor, con IDW, y la idea de hacer una historia sobre Doc, Clara, Jules y Verne —toda su familia— parecía un buen punto de partida para una buena historia”.

Y refiriéndose a las últimas palabras que intercambiaron Marty y Doc en la escena de cierre de Regreso al futuro 3, declaró: “¿Doc ya ha estado en el futuro? Pues tenemos que mostrarlo”. No obstante, a continuación confesó que la respuesta del excéntrico científico no escondía nada: “¡Es una broma! Es sólo espectáculo. Al final de la primera película, todo el mundo dijo: «Oh, Dios mío. Seguramente sabías que ibas a hacer una secuela poniendo ese final en la película». ¡No! ¡No teníamos idea de que nadie se fuese a ir [al futuro]! El guion original había sido rechazado cuarenta veces, así que no teníamos idea de si alguien iba a aparecer en el cine cuando se estrenó. Sólo pensamos: «Bueno, este es un final muy satisfactorio»”. Y no se equivocaban.

Apple desecha una serie sobre Elvis Presley que producían los hermanos Weinstein

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Apple desecha una serie sobre Elvis Presley que producían los hermanos Weinstein

El biopic televisivo acerca del cantante y actor estadounidense se ha venido abajo por el escándalo sexual del productor Harvey Weinstein.

A principios de 2017 nos enteramos de que la archiconocida compañía tecnológica Apple planea distribuir contenidos audiovisuales originales y exclusivos a través de sus plataformas, si bien Apple Music no parece lo más adecuado para estrenar su servicio de streaming hoy por hoy. El caso es que la explosión que ha supuesto en Estados Unidos las acusaciones de acoso sexual a Harvey Weinstein, famoso productor de Hollywood, han conducido a Apple a desechar Elvis, uno de los cuatro biopics de entre ocho y diez capítulos sobre músicos que la compañía tenía planeados —los otros tres son acerca de Michael Jackson, Prince y Frank Sinatra— y que iba a ser producido por The Weinstein Company.

El proyecto se había anunciado, no obstante, en septiembre de 2016. Se iba a basar en el libro que el crítico musical Dave Marsh publicó sobre Elvis en 1982, y que contaba su trayectoria artística, como el icono de la cultura pop en que se convirtió y el cantante revolucionario que fue, y personal, desde la pobreza al estrellato. Sus herederos habían permitido a los productores acceder a todo el catálogo de la obra de Presley, a su mansión de Graceland y hasta a sus automóviles y su ropero, y su ex esposa, Priscilla Presley, iba a figurar como productora ejecutiva, junto con Jerry Schilling, David Glasser y el infausto Harvey Weinstein.

Casualmente, este proyecto de sobre el Rey del Rock and Roll era el que estaba más cerca de entrar en producción. Tal vez alguien con buen ojo lo recupere algún día, pero Apple, que está decidida a subirse al carro de las plataformas de vídeo bajo demanda y a esta edad de oro de las series de televisión, cortejando a cineastas reconocidos por la industria y los seriéfilos como Ryan Murphy (American Horror Story) o Vince Gilligan (Breaking Bad), ahora tendrá que destinar su increíble presupuesto de 260.000 millones de dólares a otras propuestas sin el estigma, desde luego, del acoso sexual.


Netflix se burla sin saña de los terroristas en 'Fe de etarras'

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Netflix se burla sin saña de los terroristas en ‘Fe de etarras’

Netflix ha vuelto a ir a lo seguro en España con su segunda película nacional, una comedia que no merece de ningún modo la polémica que ocasionó su anuncio.

A la segunda película española distribuida por Netflix, tras Siete años (Roger Gual, 2016), y con el título de Fe de etarras la había precedido la polémica antes de su estreno, no sólo porque se trata de “una comedia alocada” sobre la banda terrorista ETA, asunto delicado en España, sino también porque la Guardia Civil consideró su cartel promocional una falta de respeto a las víctimas de su terrorismo y presentó una denuncia judicial, que fue archivada. Borja Cobeaga (Pagafantas) ha sido el encargado de dirigirla, y ha coescrito el guion con Diego San José. Que la plataforma de vídeos bajo demanda le escogiese, y a Mediapro, sigue la misma lógica del éxito que les llevó a elegir a la Bambú Producciones para que elaborase su primera serie española, Las chicas del cable (Ramón Campos, Teresa Fernández-Valdés y Gema Neira, desde 2017): Cobeaga escribió con San José el libreto de taquillazos como Ocho apellidos vascos y su secuela, Ocho apellidos catalanes.

Además, no es la primera vez que este cineasta aborda el terrorismo de ETA, ni siquiera en tono jocoso: ya lo había hecho en el programa de sketches Vaya semanita (2003-2011), en la cancelada serie de televisión Aupa Josu (2014), sobre un ambicioso consejero vasco que busca acabar con la violencia etarra para ascender, y en el largometraje Negociador (2014), acerca de las negociaciones con los terroristas que llevó a cabo Jesús Eguiguren, presidente del Partido Socialista de Euskadi, en 2005 y 2006. La una es una comedia negra, y la otra, dramática, así que lo de aproximarse a este terrorismo para reírse de él no es nuevo en absoluto, y la controversia por Fe de etarras se ha desatado por la mayor capacidad publicitaria de Netflix, que le asegura una mayor difusión de sus propuestas y un conocimiento generalizado de los espectadores y, bueno, la osadía conceptual en sus anuncios.

fe de etarras
Neftlix

El filme comienza en lo que parece una opípara comida vasca, con una de esas típicas conversaciones sobre opciones y variedades gastronómicas; y de repente, como contrapunto, se revela el verdadero contexto y ya no hay marcha atrás en la trama terrorista. Lo rutinario, lo torpe y lo chapucero de la organización y el fanatismo ideológico nacionalista, que se muestra tan ridículo y esperpéntico como se debe hasta en cuestiones minúsculas de la cotidianidad, sirven de base humorística y son todo lo desmitificadores que podrían ser, pero su ingenio vuela bajo pese a algún repunte, como la divertida cháchara sobre el ranking de grupos terroristas, la de poner un plato de ducha por ETA o la de las relaciones amorosas como sus distintas negociaciones con el Estado español.

Y si algo importante nos enseñaron los grandes directores de comedias cinematográficas, como Ernst Lubitsch (Ser o no ser) o Billy Wilder (Con faldas y a lo loco, Uno, dos, tres), fue que el buen ritmo es esencial en una película de este género, pero Fe de etarras carece de él de principio a fin. A su languideciente puesta en escena se le une, además, el tufillo a sucesión de sketches, de situaciones, encuentros y diálogos cómicos casi siempre cerrados, que no puede uno obviar y que es tristemente comprensible si tenemos en cuenta que Cobeaga y San José guionizaron programas que consistían en ello, como el mencionado Vaya semanita, bastante exitoso, o Made in China y Splunge (2005), que fracasaron; y esto supone que la progresión cómica brilla prácticamente por su ausencia, por lo cual comprendemos la falta de ritmo.

fe de etarras
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La historia avanza, sí, y varias escenas humorísticas tienen elementos referenciales de las anteriores, pero la estructura cómica en concreto es más parecida a la de los filmes de los Hermanos Marx, salvando las distancias enormes de agudeza, que a las más evolucionadas de Lubitsch o Wilder, o tal vez algo intermedio. Javier Cámara aporta toda su gran humanidad a Martín, y Ramón Barea, todo su saber hacer a Artetxe; mientras que Gorka Otxoa, Miren Ibarguren y Julián López cumplen bien con su cometido; y siempre es agradable contar con secundarios eficaces como Tina Sáinz o Luis Bermejo. El último tramo mejora en sus decisiones de guion, su puesta en escena y su montaje, y en conjunto, Fe de erratas se queda en una peliculita agradable, con la gracia justa, más burlesca que afilada y que de ninguna forma puede escandalizar a nadie por muy susceptible que sea con el asunto del terrorismo etarra.

La fría radiografía criminal de Netflix en 'Mindhunter'

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La fría radiografía criminal de Netflix en ‘Mindhunter’

Netflix ha estrenado una nueva serie de thriller policiaco cuyos episodios han sido dirigidos por el cineasta David Fincher, entre otros. Así es su primera temporada.

Se nos han venido encima los diez episodios de la temporada inicial de Mindhunter, una nueva serie de Netflix desarrollada por Joe Penhall, guionista de El intruso (2004) o La carretera (2009), según el libro Mind Hunter: Inside FBI’s Elite Serial Crime Unit, de Mark Olshaker y John E. Douglas, este último ex agente del FBI y pionero en la elaboración y el uso de perfiles psicológicos de los criminales más temibles. Esto de por sí debe hacer que descartemos cualquier suposición de que se trate del típico procedimental de los que hay a montones.

Cuatro de los capítulos, los dos primeros y los dos finales de este ciclo inaugural, han sido dirigidos por el admirado David Fincher (El Club de la lucha, El curioso caso de Benjamin Button), que figura como productor ejecutivo junto con la actriz Charlize Theron (Pactar con el Diablo, Mad Max: Furia en la carretera) y que ya se había decantado por tramas sobre asesinos seriales con Seven (1995), Zodiac (2007) y Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres (2011), y que ya había catado la ficción televisiva ocupándose también de los dos primeros capítulos de House of Cards (Beau Willimon, desde 2013).

Nos recuerda en su historia de lucha por aumentar el conocimiento, la metodología y la modernización de un campo específico, la psicología criminal aplicada, en los roles de personajes aliados o detractores, que ayudan o entorpecen la labor de los protagonistas, y en su estilo narrativo conversacional a Masters of Sex (Michelle Ashford, 2013-2016) o Halt and Catch Fire (Christopher Cantwell e ídem C. Rogers, 2014-2017): las tribulaciones y traspiés de los pioneros que se topan con el muro conservador de siempre y con sus propias limitaciones.

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Pero no se limita a mostrarnos esta tarea de los agentes especiales Holden Ford y Bill Tench, a los que encarnan sin un reproche posible Jonathan Groff (Glee) y Holt McCallany (CSI: Miami), y la académica Wendy Carr de la igualmente intachable Anna Torv (Fringe), sino que incluye la intriga de los turbadores casos de homicidio que los agentes ayudan a resolver mientras recopilan información para sus estudios sobre el comportamiento de los culpables; y por supuesto, el drama de las preocupaciones de cada uno de los protagonistas, que afectan a su trabajo.

Por el mismo asunto que aborda y la dinámica de las entrevistas con los asesinos reales ya condenados, resulta imposible no recordar El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991) y su precuela, El Dragón Rojo (Brett Ratner, 2002), con Clarice Starling (Jodie Foster) y Will Graham (Edward Norton) charlando con el gran doctor Hannibal Lecter (Anthony Hopkins), recluido en un hospital forense de Baltimore. No por nada Douglas fue asesor de Ratner y compañía en su proyecto sobre Lecter.

Y, al contrario que los homicidas del riguroso procedimental televisivo Mentes criminales (Jeff Davis, desde 2005), que sólo nos inspiran rechazo, lástima o pavor, los de Mindhunter son mixtos, es decir, unos se asemejan al doctor Lecter y nos producen una fascinación morbosa y horripilante, como el flemático Edmund Kemper (Cameron Britton) o el risueño Jerry Brudos (Happy Anderson), y otros, como el incómodo Monte Rissel (Sam Strike) o el hostil Richard Speck (Jack Erdie), son en verdad carne del equipo que encabeza primero Jason Gideon (Mandy Patinkin) y, después, David Rossi (Joe Mantegna) en la serie de Davis.

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La narración de Mindhunter es pulcra y decididamente minuciosa, pero no brilla casi en ninguna secuencia, pues a Penhall le basta con enseñarnos el camino que siguen las observaciones de Ford, Tench y Carr sin insuflarle emoción o incluso verdadera inquietud a los episodios, y la banda sonora ambiental de Jason Hill, al estilo de la de Mark Snow para Expediente X (Chris Carter, desde 1993) pero mucho más discreta, nunca se nos instala en la mente. El estimable montaje audiovisual de los créditos es toda una declaración de intenciones: vamos a contemplar los horrores del ser humano con el desapasionamiento en que lo haría un psiquiatra forense, o alguien que se prepara para mantener conversaciones con asesinos seriales por puro vocación profesional; y resulta de lo más curioso que la única secuencia más elaborada, de montaje rápido, sea la que nos expone la rutina de los viajes de Ford y Tench en el segundo capítulo.

Solamente en el último tramo del episodio que finaliza la temporada hay un estallido emocional pero, como no lo han ido construyendo en los anteriores, nos afecta demasiado. Y no será porque los actores principales y el resto de sus compañeros, desde Hannah Gross como la perspicaz Debbie Mitford y Cotter Smith como el implacable jefe Shepard hasta Britton, Strike, Anderson y Erdie en la piel de sus peligrosos homicidas, no merezcan cumplidos por sus interpretaciones. Pero el caso es este comienzo de Mindhunter se queda en una fría radiografía criminal y metodológica con indiscutible vocación de continuidad futura, más competente que extraordinaria, más discursiva que visceral, más interesante que perturbadora.

19 novelas recomendadas en el Día de las Escritoras

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19 novelas recomendadas en el Día de las Escritoras

Aquí tenéis unas cuantas propuestas de lectura oportunas para la celebración en España de esta jornada reivindicativa por las literatas del mundo.

El Día de las Escritoras aún no es demasiado conocido pues comenzó a celebrarse en octubre de 2016, el lunes posterior a la festividad religiosa de Teresa de Jesús, la jornada del 15, y solamente en el ámbito español. Pero todo se andará porque es necesario: según expone la Biblioteca Nacional de España, que lo organiza en colaboración con diversas entidades, “busca reivindicar la labor y la trayectoria de las escritoras tantas veces relegadas a un segundo plano a lo largo de la historia”. Así que es el momento perfecto para recomendar unas cuantas novelas escritas por mujeres talentosas que cualquier lector ávido debería zamparse al menos una vez en la vida.

Los pazos de Ulloa y La madre naturaleza constituyen un díptico narrativo de la prolífica Emilia Pardo Bazán, publicado entre 1886 y 1887, que desató un gran escándalo entonces y que nos cuenta un drama rural de la Galicia decimonónica, con la perspectiva del realismo naturalista, un lenguaje delicioso, de los que se saborean con mucho gusto, y unas descripciones del entorno y de la naturaleza para quitarse el sombrero. Y quizá justo lo contrario en lo que aborda y el ambiente en que ocurren los hechos sea La señora Dalloway, obra magna de Virginia Woolf aparecida en 1923, un inolvidable fresco social y psicológico de varios personajes londinenses que fue definido a la perfección en la película Las horas (Stephen Daldry, 2002): “La vida de una mujer en un día; y en ese día, toda su vida”.

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Marguerite Duras - Flavorwire.com

Y tampoco tiene nada que ver con las recomendaciones anteriores Diez negritos, una de las novelas de intriga y crímenes y lectura más aconsejable de Agatha Christie, lanzada en 1939; tal vez la cuenta atrás asesina de mayor fama de la literatura, que se goza o se sufre con auténtica ansiedad y se termina prácticamente de un tirón. En cambio, La Princesa de los Elfos, escrita por de Sally Scott en 1981, es un narración clásica adecuada ya para lectores jóvenes sobre el hechizo que padece una triste princesa, que luce una notable oscuridad fantasiosa y, por este motivo, estimula cierta fascinación que les hará difícil apartarla de su memoria.

La novela seudoautobiográfica El amante, compuesta por Maguerite Duras y distribuida desde 1984, nos remueve por dentro gracias a la hermosura de su erotismo y, muy en especial, por el deseo punzante que embarga a su protagonista, la joven francesa que se rinde al amor y el frenesí íntimo en la Indochina colonial. Por otro lado, Claus y Lucas es un volumen que recopila tres novelas de Ágota Kristóf publicadas entre 1987 y 1991, El gran cuaderno (1987), La prueba (1988) y La tercera mentira (1991), sobre dos hermanos gemelos que afrontan a las miserias y los horrores del ser humano de modo distinto; una historia de lenguaje seco que nos hiere en lo más profundo y que, para mayor disfrute, juega con la realidad.

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Ágota Kristóf - Rotbuch.de

Las aventuras que nos relata El profesor Poopsnagle, obra juvenil de Thérèse de Chérisey a la venta en las librerías desde 1989, suponen un estupendo entretenimiento lleno de viajes, giros y fantasía para los que deseen zambullirse a ella. El drama adolescente de la conmovedora Querido Nadie, que concluyó Berlie Doherty en 1991, le llega también a uno a lo más hondo. Y la tremenda novela autobiográfica Estupor y temblores, publicada por Amélie Nothomb en 1999, le valió a su autora premios europeos y un enorme rechazo de la sociedad japonesa, cuyo mundo laboral detalla jocosa y resueltamente en su cotidianidad terrible.

Y puede que no sea preciso recomendar a estas alturas la heptalogía de Harry Potter, exitazo de Joanne Katherine Rowling que nos brindó entre 1997 y 2007 y que está formado por La Piedra Filosofal (1997), La cámara secreta (1998), El prisionero de Azkaban (1999), El Cáliz de Fuego (2000), La Orden del Fénix (2003), El misterio del príncipe (2005) y Las Reliquias de la Muerte (2007). Pero es que quizá no haya nada más idóneo para que tanto chavales como adultos comprendan las razones de que se celebre el Día de las Escritoras: tal vez es el mejor ejemplo para todos los públicos de que la labor de nuestras literatas merece las reivindicaciones.

'Fear the Walking Dead' 3x15 y 3x16: la bravata del Cristo yonqui

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‘Fear the Walking Dead’ 3×15 y 3×16: la bravata del Cristo yonqui

Con sus limitaciones, “Sleigh Ride” es, no sólo el mejor final de temporada, sino también el mejor episodio de la serie hasta el momento.

No pierden el tiempo con las imágenes escabrosas en “Things Bad Begun”, décimo quinto episodio de Fear the Walking Dead: empezamos con un carrito de la compra sanguinolento por las cabezas cercenadas de zombis que Nick Clark (Frank Dillane) está recolectando como quien colma un cesto de setas para almorzar. Y uno supone que lo hace por algo relacionado con lo que Matarife (Miguel Pérez) les dio a probar a Troy Otto (Daniel Sharman) y a él durante “El matadero” (3x14) en su rincón de la plaza de toros de Mexicali, que les proporcionó un subidón alarmante, muy especialmente, a Nick.

Troy se percata de que los llamados Supervisores van a atacar la presa hasta arriba de la droga del Matarife, y avisa a Nick de que su madre, Madison (Kim Dickens) corre peligro, al igual que Qaletqa Walker (Michael Greyeyes), Daniel Salazar (Ribén Blades), Lola Guerrero (Lisandra Tena) y compañía, Perro Loco (Justin Rain) y, supuestamente, Victor Strand (Colman Domingo), que allí se encuentran. Pero uno ya se huele que este último arreglaría a un trato con el tal John (Ray McKinnon), jefe de la plaza y de los Supervisores, en el capítulo anterior para hacerse con la presa.

Además, ambiciona convertir el territorio cercano al embalse en un paraíso de agricultura y ganadería, y es lo que le cuenta a Madison. En otra parte, unos bandarras agreden a Alicia Clark (Alycia Debnam-Carey) y Diana (Edwina Findley Dickerson) para robarles su botín, pero la primera los espanta con su fusil, no sin que la segunda sea herida. Después, Nick y Troy previenen del ataque a la presa. Allí deciden colocar explosivos como amenaza o último recurso, y Efraín Morales (Jesse Borrego) insiste en que abran las compuertas y liberen el agua que almacenan, como ya había insistido durante “La serpiente” (3x11).

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AMC

Taqa y Perro Loco abandonan la presa y aseguran que se irán al norte, siguiendo a otros supervivientes de su grupo. Madison no se chupa el dedo e intuye que su hijo se ha drogado en la plaza, y es a este a quien confiesa Strand su acuerdo con los Supervisores para facilitarles la toma de control de la presa, al que ya aspiraban, a cambio de respetar sus vidas y permitirle dirigir el emplazamiento. Y Daniel tampoco se chupa el dedo, y no se traga las explicaciones que le dan sobre la muerte de su hija Ofelia (Mercedes Mason), así que presiona a Nick para que le cuente la verdad, pero lo único que consigue es que le diga que fue Jake (Sam Underwood) quien guio a la horda que acabó arrasando Broke Jaw en “Brother’s Keeper” (3x12) y, así, condujo al fallecimiento de Ofelia en el capítulo anterior después de que un zombi la mordiera durante “This Land Is Your Land” (3x13).

En esta tesitura, lo curioso es que Alicia conoce a John cuando su médico, Eddie (James Le Gros), se encarga de curar a Diana, y este le pide que le asista en una operación tumoral que nos recuerda a otra semejante que practicaron en Perdidos (J. J. Abrams, Jeffrey Lieber y Damon Lindelof, 2004-2010). La joven Clark se ve obligada a distraer a un John consciente hablando con él mientras Eddie le extirpa la masa tumoral de la espalda. La operación sale bien, para alivio de los tres implicados, y John pretende llevarse a Alicia a su toma de la presa, de la que no está informada.

Nick acude a donde Madison y Troy estaban poniendo los explosivos en la para instarles a irse por lo que se avecina con Strand y los Supervisores, e intuyendo que no ha convencido a Daniel, de que tal vez se proponga liquidar a Troy. Entonces, este admite ante Madison, sin arrepentimiento alguno, que envió a la multitud de zombis contra Broke Jaw, lo que a ella le produce el impulso de sacudirle con un martillo en la sien y abandonarle con las cargas explosivas: después de todos sus esfuerzos y sacrificios para lograr paz con el grupo de Walker, Troy lo echó todo a perder; y ella, que le había salvado la vida antes, es quien finalmente se la arrebata. A continuación, el ladino de Strand se enfrenta a Daniel y Lola y lastima al primero. Los Supervisores ocupan la presa, asesinando a Efraín, y Strand esconde a Nick y a Madison, que le entrega el detonador de los explosivos.

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Si bien parece que “Sleigh Ride” (3x16) se inicia con algún momento pasado de las fiestas navideñas los Clark, tal como se había referido Madison a las mismas en el capítulo precedente, luego la cosa da un vuelco y uno piensa que quizá se trate de una pesadilla futurista y, al fin, le asalta la terrible idea de que pueda ser un flashforward, pero resulta demasiado onírico para ello, y con unos sonidos anormales. Seguidamente, observamos la llegada de John y Alicia a la presa, que son recibidos por Strand, y este la informa de la situación de Nick y Madison. Ellos dos intercambian unas cuantas palabras ingratas a cuenta de lo que la madre le ha hecho a Troy.

Y, como tomar la presa no ha sido coser y cantar porque estaban avisados, el acuerdo de Strand con los Supervisores se ha ido a pique, pero John ha notado que Alicia conoce a Strand, y acaba concediéndole la supervivencia de su madre si se marcha con él a Houston. Daniel y Lola también se han ocultado de los invasores, y al salir ella en busca de Efraín y descubrirlo muerto a tiros, se lanza contra sus verdugos y acaba igual a manos del propio John en el mismo momento en que Strand intentaba ayudar a Nick y Madison a que escapasen. Pese a este embrollo, la decisión de ejecutar a Nick, y seguidamente a Madison por no poder confiar nunca en ella a raíz de esto, aparte de a Strand, no se explica lo mejor posible. Pero la puesta en práctica se le tuerce al Supervisor jefe cuando Nick le sustrae hábilmente a Strand el detonador de los explosivos al que pretendía recurrir como amenaza disuasoria.

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Y lo que nos confirman en la secuencia sucesiva es que lo que habíamos visto al comienzo del episodio era una fantasía tétrica, que se sigue ampliando ahora, y que tal vez es lo que asaltará la mente de Madison cuando Nick destruya la presa y esté bajo el agua: aquí los sonidos acuosos se escuchan con mayor claridad. Su hijo logra que pueda largarse con Alicia y Strand en una de las zodiacs. Daniel reaparece, acaba con unos algunos de los Supervisores, encuentra el cadáver de Lola, en cuya mano inerte pone la cruz de Ofelia que Taqa le había entregado. El indio y Perro Loco se revelan como francotiradores en el instante en que los lacayos de John pretendían arrebatar a Nick el detonador explosivo, que finalmente acciona. Daniel se une a él para salir de allí, y Taqa y Perro Loco se van al norte.

La presa revienta, el agua fluye por el cauce del río, con un plano de Efraín muerto de lo más elocuente. La zodiac no aguanta la succión, así que Strand, Alicia y Madison caen de la misma; y es cuando esta última, en la inconsciencia bajo el agua, tiene las oscuras alucinaciones navideñas en las que nos brindan la aparición de Luciana Gálvez (Danay García), Jeremiah Otto (Dayton Callie), Coop (Matt Lasky) y, oh, sí, Travis Manawa (Cliff Curtis). El montaje de la tumba de Jeremiah, que arrastra a Madison bajo tierra, con el de la misma en medio de la fuerte corriente de agua es significativo y de una gran inteligencia fílmica; y cuando Madison consigue emerger a la superficie y alcanzar las márgenes del río, donde la gente ya recoge el agua que necesita, a uno no le cabe duda de que acaba de contemplar, no sólo el mejor cierre de temporada, sino también el mejor episodio de Fear the Walking Dead hasta la fecha.

Hollywood demostró que ya conocía el acoso sexual de Harvey Weinstein

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Hollywood demostró que conocía el acoso sexual de Harvey Weinstein antes del escándalo

Bien sabían en Hollywood cuál es la conducta de depredador sexual de este productor. He aquí las referencias que algunos hicieron a ella antes del jaleo definitivo.

El escándalo sobre las acusaciones de acoso sexual y, más tarde, hasta de violación para Harvey Weinstein, uno de los productores de cine de Hollywood más famosos, estalló de veras el pasado 5 de octubre, cuando las periodistas Jodi Kantor y Megan Twohey publicaron la noticia en The New York Times. Pero esto no fue más que el pistoletazo de salida para que la comunidad cinematográfica, los ciudadanos de Estados Unidos y los del resto del mundo pudiesen echarse las manos a la cabeza públicamente y mostrar a todos su indignación. Porque resulta imposible desmentir que el comportamiento de Weinstein era bien conocido en su entorno, a la vista de las distintas referencias que a él se habían hecho en declaraciones, series de televisión y otros ámbitos.

Para empezar, la cantautora y actriz Courtney Love (Man on the Moon) ya avisó hace doce años del acoso en unas declaraciones durante el evento de presentación del especial televisivo Comedy Central Roast of Pamela Anderson (Joel Gallen, 2005) en Los Ángeles: “Me van a demandar por difamación como diga esto pero… si Harvey Weinstein te invita a una fiesta privada en el Four Seasons, no vayas”, dijo al preguntarle qué consejo daría a las jóvenes que atracan en Hollywood para intentar labrarse una carrera en el cine. Y tras el comienzo de tan comprensible alboroto y de que se aludiese a sus palabras, Love tiuteó hace tres días lo que sigue: “Aunque nunca fui una de sus víctimas, fui eternamente vetada por la CAA”, es decir, la Creative Artists Agency, la agencia más importante de cazatalentos en Hollywood.

La contestación de Love, a la vista de lo que le sucedió después por lo que dijo, puede tomarse como una triste ironía, rota ahora porque le están dando a Weinstein para el pelo. No obstante, no fue la única ocasión en que sus vergüenzas han asomado la nariz en público antes pues, en 2012, el capítulo “Kidnapped by Danger” (6x14) de la sitcom Rockefeller Plaza (Tina Fey, 2006-2013) bromeó sobre sus malos hábitos por boca del personaje de la excéntrica Jenna Maroney (Jane Krakowski). Cuando su compañero Tracy Jordan (ídem Morgan) trata de disuadirla de cargar contra quien ha parodiado una canción suya, ella le responde: “Oh, por favor… No le temo a nadie en el mundo del espectáculo. Rechacé ofertas sexuales de Harvey Weinstein en nada menos que tres ocasiones… En cinco”.

Y volvió a hacerlo en el episodio “Florida” (7x10) del mismo año, al intentar convencer Jenna y Tracy al arruinado Kenneth Parcell (Jack McBrayer) de que firme una declaración jurada de que nunca han presenciado ni han formado parte de cualquier conducta inapropiada en el equipo del programa The Girlie Show, de modo que se impida que la demanda usual de su ex novia Hazel Wassername (Kristen Schaal) por, oh, vaya, maltrato y acoso sexual prospere: “Sé cómo los antiguos amores pueden controlarte mucho después de haberse ido”, le dice Jenna empáticamente. “De alguna manera, todavía estoy atrapada bajo un desmayado Harvey Weinstein, y es Acción de Gracias”.

Por último, cuando Seth MacFarlane (Padre de familia) y Emma Stone (Birdman, La La Land) presentaron las nominaciones a los Oscar de 2013 en enero de ese año, él remató la faena de enumerar los nombres de las candidatas al premio a la Mejor Actriz de Reparto con este chiste malicioso: “Felicidades; cinco mujeres ya no tendrán que fingir que se sienten atraídas por Harvey Weinstein”. Ante esto, uno podría suponer que MacFarlane sencillamente se quería burlar con un ambiguo sarcasmo de lo que se había convertido en un secreto a voces para Hollywood, y la verdad era que había algo más consciente en su broma:

“En 2011, mi amiga y colega Jessica Barth, con quien trabajé en las películas de Ted, me contó en confidencia su encuentro con Harvey Weinstein y sus intentos de abordarla”, ha explicado en Twitter. “Valerosamente, ella ha salido a hablar. Con esto en mente, cuando presenté los Oscar en 2013, no pude resistir la oportunidad de lanzar un derechazo en su dirección [la de Weinstein]. No se equivoquen, esto provino del odio y el desprecio. No hay nada más aberrante que el indefendible abuso de poder. Respeto y aplaudo a mi amiga Jessica y a quienes han compartido sus historias por su decisión de salir adelante, y por ser campeonas de la verdad”. Mejor hubiera sido que las víctimas se sintiesen arropadas mucho antes de este bienvenido jaleo para denunciarlo, pero siempre es buena hora de pararle los pies a un depredador sexual como Harvey Weinstein.

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